Ayer conocimos que el Departamento de Justicia (DOJ) de los EEUU y la Securities and Exchange Commision (SEC), han hecho una serie de preguntas a Apple como consecuencia de una investigación sobre los efectos de las declaraciones de la empresa en el caso de la reducción de las prestaciones de los antiguos Iphones.

La noticia es muy interesante porque fíjense bien en que el enfoque no es de consumo, no estamos hablando de los perjuicios a los consumidores y usuarios, que es otro frente legal abierto, sino que lo que se analiza es si se manipuló a los inversores al no informarles correctamente.

La investigación se centra en los efectos de la información en el valor de las acciones. En las consecuencias que pudo tener las declaraciones sobre el tema de la batería de los viejos Iphones y la reacción de los inversores. Es lo de siempre, el nivel de transparencia a examen, porque lo más mínimo puede ser relevante para el inversor.

Los hechos son que la actualización del software a principios de 2017 redujo las prestaciones de los teléfonos cuando sus baterías alcanzan cierto deterioro. Y recuerden que el propio Ceo de Apple, Tim Cook, lo ha admitido, pero a la par apuntó que muchos usuarios parecía que no pusieron la atención suficiente en la información del asunto.

El caso es que lo que se analiza con lupa es la comunicación, el contenido del aviso.

En todo caso, la compañía confirmó que no ha hecho ni haría jamás nada que acortase la vida de cualquiera de sus productos o rebajase las prestaciones del usuario para dirigirlo a otros productos.

Hemos llegado a un punto donde las declaraciones de la compañía se han convertido en algo tan importante como el propio negocio, en este caso, como las actualizaciones de software. Y así pasa, que estamos esperando varias de ellas que no llegan, seguramente por el efecto de estos temas.