¿Quién no ha escuchado aquello de que “somos lo que comemos”? Casi todos nos esforzamos por comer de forma sana y equilibrada pero, ¿sabemos cómo afecta nuestra dieta al bienestar social y a la salud del planeta? Muchos de nuestros hábitos alimenticios nos los aprueba el paladar, pero muy poco sostenibles para el medio ambiente, la economía y la realidad sociocultural de países productores, muchos de ellos de rentas bajas, con origen en África o América Latina.

En esto es en lo que nos centramos en Mercado Abierto. En analizar el papel de la sostenibilidad en la alimentación y convertirnos en mejores personas, al menos, mejores comensales haciendo de nuestra mesa un expositor de alimentos sostenibles.

Lo analizamos de la mano de Elisenda Picola, responsable marketing de Heinz España y Juan Almansa, coordinador de ASAJA Nacional, la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores por una iniciativa en la que ahora entraremos en detalle.

Heinz y ASAJA: "Ser sostenibles es mucho más caro en el corto plazo"

Analizamos el papel de la sostenibilidad en la alimentación de la mano de Elisenda Picola, responsable marketing de Heinz España y Juan Almansa, coordinador de ASAJA Nacional

España es el cuarto país a nivel mundial de producción de tomates (unos 3.000 millones de toneladas); la mitad del territorio español se dedica al campo (da sustento a 1,5 millones de personas).

La ONU estima que la industria alimentaria es responsable del 30% del consumo energético mundial y de un 22% de los gases que provocan el calentamiento global.

Los cálculos de la FAO (Organización para la Agricultura y la Alimentación) señalan que para el año 2050 seremos más de 9.000 millones de seres humanos en el planeta y que vamos a necesitar producir un 60% más de alimentos.

"La agricultura sostenible nos ayuda a asegurarnos de que podemos luchar contra el cambio climático", asegura Picola quien habla de "reinvertir" las ganancias de la firma en nuevas herramientas con las que reducir la huella de carbono de las actividades que llevan a cabo.

"Al final nuestra contribución es necesario para asegurar que las nuevas generaciones se encuentran con un mundo mejor", sentencia.

Ser sostenible es caro

El gran reto de la industria agroalimentaria pasa por promover el consumo y la producción, pero adecuándola a la nueva economía del cuidado del planeta.

"Queremos llegar a 2050 siendo el primer sector con una emisión neta de carbono", apostilla Almansa quien, en todo caso, confirma junto a Picola que ser sostenible "es más caro en el corto plazo, pero mucho más barato en el largo".