Góndolas, canales, máscaras y agua. Ya sabes dónde estamos en la Serenísima República de Venecia. En este viaje radiofónico hoy alcanzamos la orilla del Adriático para conocer la que fuera una de las principales potencias económicas del mundo durante la Edad Media.

Estilo y Finanzas

Comienza nuestro viaje en la imponente Piazza San Marcos donde degustaremos un primer capuccino en el Café Florián, “con un poco de imaginación podrás ver a Vivaldi”, asegura Fernando Tomás, director de comunicación de Viajes El Corte Inglés.

Desde la emblemática Plaza de San Marcos se pueden ver los principales monumentos que esconde la pequeña Venecia:  El Palacio Ducal o el Puente de los Suspiros.

No obstante, la plaza da cobijo a la magnífica Basílica de San Marcos “en el que te recomendamos subir a su mirador superior, situado justo sobre los arcos de la fachada principal con réplicas de sus famosos caballos de San Marcos”, comenta Tomás.


Rialto

Continuamos con nuestro paseo hasta alcanzar El Puente de Rialto. Construido en piedra entre 1588 y 1591, es el más antiguo de la ciudad, sustituyó al anterior realizado en madera y llegó a ser el centro del comercio veneciano.

Tras cruzar la historia hecha piedra “es recomendable perderse callejeando por Venecia” y así llegamos a la calle Varisco o la librería Acqua Alta.

Un lugar con libros por todos lados, con un olor a libros viejos que hace envolverte más aún en una atmósfera decadente y ecléctica que cautiva, con pilas de libros una tras otra con literatura de todas la épocas.

Al salir de este enclave literario no hay que olvidarse de la Calle Varisco, pero mejor pasar sin antes haber comido, porque es una de las calles más estrechas del mundo que tan solo tiene 53 cm de ancho y que desemboca en uno de los canales venecianos.

No te puedes marchar de Venecia sin antes subirnos a una góndola para que nos lleve hacia el Gran Canal, a la zona del Puente Rialto, y allí cenar en uno de los restaurantes típicos a orillas del Gran Canal para disfrutar de la gastronomía popular veneciana.

En nuestro recorrido habremos visto palacios, iglesias y casas, todos de belleza extrema como esos palacios de estilo gótico-veneciano que seguro Casanova visitaba en noches de luna llena.

Observar todos esos nobles edificios nos hace pensar en la grandiosidad de la corte veneciana en su época más dorada y floreciente durante el Renacimiento y el Barroco.