"Venezia che muore, Venezia appoggiata sul mare, la dolce ossessione degli ultimi suoi giorni tristi. Venezia, la vende ai turisti". Así cantaba Francesco Gucinni a Venecia en 1982 y sobre sus acordes el cantante lanzaba una alerta "no puedes despertarte con el agua en tu garganta y un dolor a nivel del mar". La ciudad vive con el agua al cuello, mientras el turismo masivo no da tregua.

Este mes de noviembre, Venecia vive uno de los peores episodios históricos de Acqua Alta, un fenómeno en el que el agua cubre gran parte de la ciudad.

El pasado jueves, las sirenas de la ciudad alertaban de la llegada de un episodio de marea alta, tocaba salir con botas de agua para ir a trabajar, pasear o hacer vida cotidiana.

Ese día a día lo sufren los 52.981residentes de la pequeña ciudad con poco más de ocho kilómetros cuadrados que se sumerge centímetro a centímetro.

Cada año llegan 25 millones de turistas, 68.500 al día. Los peores presagios dicen que en 2025 podrían ser ya 38 millones de visitantes y las autoridades buscan soluciones, mientras intentan contener la fuga de sus vecinos.

Ciudad fantasma

La Serenìsima Repùblica Vèneta, con su capital en Venecia, existió como Estado independiente casi hasta el S.XIX. Durante la Edad Media, la ciudad se convirtió en una de las principales potencias económicas del mundo, ocupando un lugar preponderante en los intercambios comerciales entre el Mediterráneo occidental y oriental.

El S.XIX trajo un declive de la ciudad por problemas políticos hasta la llegada de la segunda mitad del S.XX, que recuperó su esplendor gracias al turismo.

Por el gran canal veneciano circulan imponentes ciudades flotantes de las grandes firmas de cruceros. Según la capitanía general del puerto, en 2018 entraron cada fin de semana siete de esos gigantescos cruceros.

Con casi 70.000 turistas diarios, la ciudad "como mucho debería recibir 50.000", aseguran los expertos. Venecia da síntomas de agotamiento y sus residentes más.

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Los venecianos dejan los canales de la ciudad flotante. Desde 1950 hasta la actualidad, la ciudad ha perdido alrededor de 100.000 habitantes.

Las previsiones realizadas por las distintas autoridades venecianas e italianas son bastante catastróficas. El casco histórico podría convertirse en una ciudad fantasma en 2040.

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Bosque subterráneo de madera

En un tuit, el alcalde de la ciudad, Luigi Brugnaro, culpó al cambio climático de las mareas altas que sufre la ciudad.

El riesgo de inundaciones empeora porque Venecia se está hundiendo. En estudios recientes se determinó, a través de datos de GPS e imágenes de radar, que varias partes de la ciudad y sus lagunas siguen hundiéndose entre uno y cuatro milímetros al año y que la ciudad entera se está inclinando hacia el este.

La ciudad nació hace cientos de años y sus raíces arraigaron en el barro. Palacios, casas y puentes están construidos sobre palos de madera colocados a mano a lo largo de la historia.

El paso de cruceros por el Gran Canal y otras vías de la ciudad provoca un “gran desplazamiento de agua”, aseguran los expertos. Estas olas terminan por corromper los cimientos de la localidad, un movimiento que se traslada también a los canales menores.

Alquiler, disparado

La gran afluencia de turistas ha provocado también que el precio de los alquileres se dispare. El alquiler medio por un apartamento de 40 m² sale por unos 650 euros al mes.

Si el tamaño asciende a 75 metros, el precio a final de mes alcanza los 900 y los 1.200 euros. El salario medio en Italia en 2018 ha sido de 31.292€ al año, es decir 2.608 euros al mes.

Sin embargo, los datos del Eurostat confirman que Italia es el quinto país en cifras de working poors, es decir, personas que trabajan pero sin embargo viven bajo el umbral de la pobreza.

Mientras en Europa el 9,4% de los trabajadores en el 2017 tenían el riesgo de ser pobres, en Italia esta cifra crece hasta el 12,2%. España era el tercer país del ranking, con un 13,1%.