El presidente de Rusia, Vladimir Putin, anuncia que su país se ha convertido en el primero del mundo en aprobar una vacuna contra el COVID-19. Sin embargo, se trata de un tratamiento que está en fase II y por tanto, solo se ha probado en unos cien pacientes. Por eso, "nadie puede garantizar la seguridad de esa vacuna", señala María José Villanueva, consultora de la Industria Farmacéutica.

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Corte

Según explica la experta, la fase III es cuando se prueba en miles de personas y se puede evaluar la eficacia y la seguridad del tratamiento. "Ahora mismo la vacuna se encontraría en una fase similar a la que se encuentra la de Oxford con AstraZeneca y la de Moderna", señala. La diferencia es que estos laboratorios han publicado resultados mientras que Rusia no lo ha hecho.

"Nos ha pillado a todos por sorpresa esta noticia porque no había datos claros de lo que estaba pasando en esos ensayos", añade.

Villanueva señala que en el proceso debe primar la transparencia. En este sentido, las reguladoras como la FDA en EEUU son las que van a asegurarse que todas las vacunas que se aprueben sean seguras. Es decir, que hayan pasado por la fase III y que cumplan con las buenas prácticas de fabricación.

Con este anuncio Rusia podría estar asumiendo muchos riesgos y debe comprobar que el tratamiento no genere efectos secundarios.

La carrera por la vacuna

Villanueva señala que ahora mismo las más avanzadas son las vacunas de Oxford y la de Moderna. "Tenemos grandes esperanzas de tener la vacuna en los primeros meses de 2021", concluye.