Aunque España sigue siendo un país de propietarios, el alquiler gana cada vez más peso. De hecho, esta opción sube con fuerza en paralelo a las dificultades económicas derivadas de la crisis, como consecuencia del desempleo y la restricción del crédito.

El porcentaje de hogares con viviendas arrendadas marca su máximo histórico el año pasado, al situarse en el 17%, seis décimas más que el ejercicio anterior, y por encima del 14,2% que registraba en el año 2008, según el INE.

Al contrario, los hogares con vivienda en propiedad marcan mínimos en 2018. En concreto, el 76% de los hogares españoles cuenta con una vivienda, lo que supone seis décimas menos que el año anterior y su nivel mínimo en la serie histórica.

Los peores parados son los jóvenes que tiene muy difícil el acceso a una vivienda sobre todo si quieren optar por la compra. Sólo tres de cada diez jóvenes menores de 30 años tiene una vivienda en propiedad. Al contrario, las personas de entre 45 y 64 años y sobre todo los de más de 65 años son los que disponen en mayor medida de una vivienda en propiedad.