Europa, siglo XII. Cuando ni ustedes ni yo mismo estábamos todavía por estas tierras, en las lonjas de Europa, donde los mercaderes y comerciantes hacían negocio con lo que se les ponía por delante, surgió el mercado del Viejo Continente.

Escucha este primer episodio de "Historias de la Bolsa", un podcast en colaboración con BME:

Primero fue en Venecia, Italia, donde arrancaron las primeras operaciones con los bonos de deuda pública. La ciudad era, por aquel entonces, la capital de un reino que extendería sus tentáculos, a los pocos años, no se crean, a Pisa, Verona, Génova o Florencia.

Pasaba el tiempo y poco interés suscitó el mercado en una población europea más preocupada de sobrevivir que de hacer fortuna.

Aunque hubo quien quiso amasar y en el siglo XIV, nos tenemos que ir ahora a Bélgica, Brujas y Amberes se convirtieron en los futuros centros de operaciones del mercado en la protoeuropa capitalista de la época. Aunque nada cuajó hasta 1602, año en el que se cera la primera bolsa oficial de valores: la Bolsa de Amsterdam.

¿Para qué? Para el desarrollo económico de La Compañía Británica de las Indias Orientales en 1600, para hacer del colonialismo el primer gran negocio de Europa. En el mismo siglo aparecen también los primeros Juros Reales, considerados los primeros títulos valores. Estos Juros eran emisiones de papel del Estado que garantizaban una deuda o préstamo, normalmente solicitada por los Reyes.

Pasaba el tiempo y en España todavía estábamos arando el campo cuando en el siglo XIX arrancó el interés por el mercado de capitales.

Y nació... la Bolsa de Madrid

A pesar de como nos aclara María Iglesias, responsable de Eventos de BME, no era mucho el afán por el mercado, nació la Bolsa de Madrid. Al principio le fue difícil arrancar por la antipatía de la población.

Con José Bonaparte y la Ilustración, nos convencimos (lo hicieron al menos, nuestros antepasados) que lo mejor era subirse a la ola de la modernidad. Se comenzó a proyectar la idea de un Palacio para albergar la nueva economía que, más de dos siglos después, persiste aunque de la itinerancia no la libró nadie.

Entre caballerizas y yemas de monja la regente María Cristina, fallecido Alfonso XII, por tuberculosis, tuvo que inaugurar, como nos explicaba María, en nombre de del recién nacido Alfonso XII el actual Palacio de la Bolsa de Madrid que mira, imponente, a la Plaza de la Lealtad de la capital.

Un acto por todo lo alto que costó 12.000 pesetas en un evento que inauguró toda una nueva tradición.

Inspirado en el resto de parqués europeos, con tintes modernos. Con techos de hierro, a imagen y semejanza de la Torres Eiffel porque Enrique María Repullés y Vargas, el arquitecto quería que entrase la luz natural en el mercado para templar los nervios.

Tragedia, alegrías... es lo que inunda las paredes de un Palacio de la Bolsa de Madrid con más de 60 metros de altura, 3.000 metros cuadrados y espacio para el negocio de 2.000 personas.

Una monumental construcción de estudio renacentista inundada por caduceos, sostenida sobre seis columnas que representan la estabilidad de un mercado que no olvida sus orígenes en las principales provincias de España como Madrid, Catalunya, Valencia y Valladolis.

Tampoco a quien sirve, en ocasiones, las palomas, continuas visitantes que, desde los bajos madrileños observan imponentes la puerta de una nueva economía que hoy es el corazón de una sociedad.

De puertas adentro un misterio que trataremos de desvelar en lo que se viene. ¿Nos acompañan?

Historias de la Bolsa es un podcast de producción propia de Capital Radio en colaboración con BME - Bolsas y Mercados Españoles.