El plan de pensiones es el producto de ahorro tradicionalmente estrella de cara a la jubilación por sus ventajas fiscales. ¿Pero tenemos realmente claras esas ventajas? ¿Podemos pagar menos impuestos si sabemos qué nos conviene más al rescatar un plan? 

Carolina Mateo, responsable de planes individuales de Ibercaja, nos resuelve todas estas dudas en el siguiente podcast.



"Los planes de pensiones son un caramelo", asegura Mateo, ya que los planes de pensiones, además de promover el ahorro, también nos permiten deducir lo aportado cada año en la base imponible general de la declaración del IRPF anual.

Las cantidades aportadas anualmente al plan de pensiones se imputan en nuestra renta como una reducción de los rendimientos del trabajo. La reducción límite es de 8.000 euros, que es la máxima aportación anual que podemos realizar a un plan de pensiones privado. Esa ayuda de devolución fiscal nos facilita construir un capital mayor en el momento de la jubilación. "Hasta un 40% del ahorro acumulado puede provenir de la devolución fiscal si de ha reinvertido de nuevo en el plan de pensiones", señala Carolina Mateo, según los últimos datos de Inverco.

Si tuviéramos un plan de empresa y un plan individual, se suman las dos aportaciones: "si nuestra empresa aporta 2.000 euros anuales al plan, nosotros podremos aportar únicamente 6.000 en un plan individual", explica la responsable de planes individuales de Ibercaja.

A la hora de cobrar el plan de pensiones, los contribuyentes deben andarse con ojo. Si no se hace de forma correcta, puede suponer un pago de impuestos elevado. "Es esencial elegir el momento óptimo", afirma Mateo, quien nos recuerda que el plan de pensiones debe rescatarse cuando se necesita. Hay tres formas de hacerlo: en forma de renta, capital o mixta.

En forma de renta, el contribuyente rescata su pensión privada poco a poco para complementar la pensión pública. En forma de capital, la rescata de golpe. Y en forma mixta, una forma intermedia entre las dos anteriores.