La pequeña y, por lo general, olvidada nación insular de Sri Lanka lleva toda una semana en las portadas de los medios de comunicación de todo el mundo por las manifestaciones que han provocado, en unos días, que su presidente haya huido del país, pero no dimitido.

La crisis política derivada de otra económica y social pone en jaque a una zona del mundo en la que China, se ha descubierto, tenía más interés que en otras.

¿Qué razones esconden que Pekín quisiera tener el control de facto de la isla? ¿Qué está pasando en Sri Lanka?

Escucha la historia completa en este podcast de Mercado Abierto:

Sri Lanka: así es como China ha perdido una batalla en el mundo

Pekín apostó por la familia de Gotabaya Rajapaksa después de que este fuera uno de los pocos países que reconoció internacionalmente a Pekín tras el final de la Guerra Civil

Fue la mañana del pasado domingo cuando las hordas de manifestantes asaltaron la residencia oficial del presidente de Sri Lanka a la que en unas horas prendieron fuego mientras el país se sumía en una crisis política sin precedentes en el corto plazo. Las estructuras del poder de este pequeño país insular en unas horas - aunque habiéndose cocinado durante años - saltaron por los aires.

Décadas atrás el país inició un camino con el final puesto en lo que hoy tenemos: una crisis económica. Corrupción y falta de productos básicos - alimentos, principalmente, pero también combustible o medicinas - han prendido la mecha de unas protestas que han llevado al presidente, Gotabaya Rajapaksa a huir del país, pero no a dimitir. Una situación inédita para este pequeño territorio que ahora se asoma a un cambio de modelo político.

La dinastía Rajapaksa, que en las últimas dos décadas han puesto en marcha una política fuertemente nacionalista con el empoderamiento de la sociedad cingalesa y budista que acabó por las armas con la guerrilla tamil en una violenta ofensiva final y se sintió dueña de la isla.

Sri Lanka se encuentra sumida en su peor crisis económica desde su independencia del Reino Unido, en 1948. Desde hace meses, el país sufre un grave desabastecimiento de productos básicos. En las últimas semanas, la falta de combustible ha llegado al punto de paralizar los transportes y obligar al cierre de escuelas y oficinas.

Y es que esta crisis no se produce solo por medidas tomadas en el corto plazo sino que son el resultado de un largo desgaste de la economía que ha tenido lugar durante los últimos años.

Si miramos a las cifras actuales que ofrece el Ministerio de Comercio, Sri Lanka importa 3.000 millones de dólares más al año de lo que exporta. La moneda local, la rupia esrilanquesa, ha perdido un 80% de su valor en los últimos meses, lo que en la práctica, encarece aún más las importaciones.

El control de China

Estos factores, que se suman a deudas con otros países - y aquí hay que poner el ojo en China - para la financiación de determinados proyectos, y a medidas como el cierre de la única refinería de petróleo o la prohibición de la importación de fertilizantes químicos para impulsar la agricultura, han generado un enorme desabastecimiento de alimentos, medicamentos y combustible.

Porque la de Sri Lanka es una apuesta fallida, ahora lo vemos, de Pekín. China tiene una larga relación con este país en general y con la familia Rajapaksa, en particular.

Sri Lanka fue uno de los primeros países no comunistas en reconocer a China después de que concluyó la Guerra Civil China. Cuando Gotabaya Rajapaksa, entonces ministro de Defensa de su hermano Mahinda Rajapaksa, estaba planeando la campaña que derrotaría a los Tigres Tamiles en la década de 2000 con el mariscal de campo Sarath Fonseka, fue China quien proporcionó las armas.

Cuando llegó a oídos de Naciones Unidas el uso de armas pesadas y las atrocidades cometidas por el ejército de Sri Lanka durante la guerra, China bloqueó los esfuerzos para aprobar incluso una declaración de advertencia condenado los ataques contra civiles.

Pero cuando México intentó colocar a Sri Lanka en la agenda de discusión formal de las Naciones Unidas, China se lo impidió.

La fragilidad económica del país, más pequeño - claramente - que China ofrece influencia en las negociaciones. Los líderes del dragón dormido han buscado en los últimos años promover normas autocráticas en sus relaciones con socios internacionales.

Pero la inversión china en la familia Rajapaksa creció tras el lanzamiento en 2013 de la Nueva Ruta de la Seda.

A pesar de esto, si bien los lazos chinos con otras figuras de Sri Lanka no son tan profundos, la posición de China parece potencialmente frágil. En medio de la peor crisis financiera que se recuerda en el país, la deuda externa acumulada por líderes corruptos ofrece un blanco fácil para los actores políticos que buscan nuevos adeptos. Con una China que con el presidente del país huido, dicen, en las Maldivas pierde influencia en el país.

De momento, por lo que clama el pueblo de Sri Lanka es por la libertad.