Spotify ya está más cerca de su salida a bolsa. La plataforma de música en streaming ha dado el primer paso oficial para cotizar en Wall Street. Ha entregado al regulador bursátil de EEUU los primeros documentos necesarios para colocar sus títulos en la Bolsa de Nueva York.

Este proceso comenzó ya a finales de diciembre por vía confidencial, así que por ahora se desconoce la capitalización que busca Spotify cuando salte al parqué, aunque se calcula que su valoración ronda los 15.000 millones de dólares.

Actualmente, la compañía sueca cuenta con 140 millones de usuarios en todo el mundo. De esos 140 millones, 60 tienen una cuenta Premium de pago.

Gracias a los ingresos de esos 60 millones de abonados, Spotify no necesita recaudar liquidez. Por eso, en vez de realizar una OPV tradicional, pretende colocar directamente sus títulos mediante un proceso llamado listing. Este proceso permite a los inversores negociar directamente sus acciones. Esto evita los aranceles de suscripción y las restricciones a las ventas de acciones por parte de los propietarios actuales y no diluye las tenencias de ejecutivos e inversores.

Con una valoración de 15.000 millones de dólares, Spotify se convertiría en la mayor compañía que debutase en Wall Street de esta forma. Hasta ahora, el listing era un método utilizado por pequeñas compañías, ya que permite ahorrar los costes asociados a una OPV.

Todo apunta a que Spotify hará su debut en la primera mitad de 2018. Y si la jugada le sale bien, es posible que otras grandes compañías tecnológicas como Aibnb o Uber se decanten también por dar el salto a parqué.

Sin embargo, el movimiento de Spotify tiene sus riesgos. Porque pese a los ingresos por publicidad y su base de suscriptores, la plataforma de música en streaming pierde dinero por los derechos que debe pagar a gigantes como Universal, Warner Music y Sony.

Y es que en los más de diez años que lleva en pie, la compañía todavía no ha conseguido ser rentable. Es más, a falta de las cifras de 2017, Spotify cerró el ejercicio 2016 con unas pérdidas de unos 600 millones de euros a pesar de ingresar casi 3.000 millones de euros y duplicar el número de usuarios. ¿Qué ocurre? Que a la compañía sueca le queda poco margen después de pagar a los sellos discográficos. Por cada euro que ingresa Spotify, más del 80% va a parar a la discográfica y el artista apenas recibe 0’001 dólares por cada reproducción.

Precisamente por esto Spotify intenta llegara a acuerdos razonables con las grandes discográficas. La idea es que las discográficas ingresen menos por canción escuchada, pero que aseguren el crecimiento de suscriptores de pago. Esto no sólo beneficia a Spotify, porque Sony posee casi un 6% de la compañía, Warner alrededor de un 4% y Universal Music casi el 5%.

A la batalla con las discográficas hay que sumarle la amenaza de Apple Music en el mercado de la música en streaming. A Spotify no le faltan los frentes de batalla, veremos cómo se maneja de cara a su debut en bolsa.