Han sido casi cinco días de comparecencias ante el juez, un final exprés a una batalla de siete largos años entre Samsung y Apple que ha acabado con una condena a la surcoreana por haber infringido las patentes en el Galaxy S.

Apple demandó a Samsung por “copiar” el diseño original de sus iPhone y recibirá, según el veredicto final, un total de 533.316.606 dólares. A lo que se suma otra multa de 5,3 millones por usar dichas patentes de Apple durante dos años. Así que la factura total asciende a los 538,6 millones de dólares.

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«Apple encendió la revolución de los teléfonos inteligentes con iPhone y es un hecho que Samsung copió de forma descarada nuestro diseño. Agradecemos al jurado por sus servicios, y estamos contentos de que estén de acuerdo en que Samsung debería pagar por copiar nuestros productos».

Samsung ha contraatacado «la decisión de hoy se opone a un fallo unánime del Tribunal Supremo a favor de Samsung sobre el alcance de los daños a las patentes de diseño. Consideraremos todas las opciones para obtener un resultado que no obstaculice la creatividad y la competencia justa para todas las empresas y consumidores».

En la demanda, Apple requería el pago de 1.000 millones de euros por las ganancias que Samsung había obtenido por las ventas de los Galaxy S que «descaradamente» copiaron el diseño de los primeros iPhone. Samsung aceptó la acusación, pero sólo aceptaba pagar una parte del valor, es decir, 28 millones de dólares.

El veredicto inicial fue de 1.052 millones de dólares, pero Samsung nunca estuvo de acuerdo, lo que llevó a apelaciones y hasta una queja ante el Tribunal Supremo de los Estados Unidos. En 2012, Apple ganó a Samsung en seis de sus siete argumentos. El jurado encontró que tres patentes de software de Apple, que registran detalles de la interfaz de usuario de iOS eran infrigidas por gran cantidad de dispositivos de la marca surcoreana.