El grupo Banco Sabadell ha cerrado el tercer trimestre de 2020 con un beneficio, en los primeros nueve meses, de 203 millones de euros.

En el tercer trimestre, el beneficio neto experimenta un crecimiento del 10,9% apoyado en la recuperación del negocio core y en la disminución de las provisiones.

En términos interanuales el beneficio neto es un 74,1% inferior tras la actualización de los modelos IFRS9 y menos ingresos derivados de la menor actividad por la pandemia.

Los ingresos del negocio bancario del Banco Sabadell (margen de intereses + comisiones netas) alcanzan los 3.546 millones, un 6,2% menos en términos interanuales.

Sin embargo, en el trimestre muestran un comportamiento positivo apoyado en el crecimiento del margen de intereses y las comisiones.

El margen de intereses se situó en 2.545 millones a finales de septiembre, un 6,2 % menos, y las comisiones netas bajaron otro 6,3 %, hasta los 1.000 millones, por la reducción de la actividad derivada del confinamiento.

En cuanto a la solvencia, la ratio de primera calidad CET1 aumenta 22 puntos básicos en el trimestre, situándose en el 12,9%

Por otro lado, la ratio de morosidad del grupo se sitúa en el 3,81%. Es una mejora respecto a septiembre del 2019, cuando se situaba en el 4,08% y respecto a junio de 2020, cuando el dato era de un 3,95%.

Nuevo plan de eficiencia y transformación digital en España

Banco Sabadell va a poner en marcha a partir del cuarto trimestre de 2020 un plan de eficiencia y transformación digital en España, que tiene como objetivo ajustar la estructura de la organización y los costes a la nueva realidad competitiva.

El plan de eficiencia incluye distintas iniciativas, como simplificación de los procesos internos, el autoservicio en actividades transaccionales, la automatización de las actividades de los centros de operaciones, la mejora de la eficiencia en los centros de atención telefónica, todo ello acompañado de la incorporación de nuevas capacidades y servicios digitales.

La compañía tiene previsto también llevar a cabo una simplificación del centro corporativo, mediante la centralización de competencias y a reducción de las estructuras regionales de soporte. Asimismo, hay contempladas otras actuaciones que permitirán a la entidad reducir costes, como la reducción del uso de espacios y otros menores costes discrecionales.