Este visto bueno por parte de la CNMC supone un nuevo paso en el proceso de liberalización del sector y una amenaza para Renfe, que ha puesto en marcha un ambicioso plan estratégico para responder a este reto.

La presidenta María Fernández Pérez y los consejeros de la Comisión han concluido que la entrada de Arriva no compromete el equilibrio económico del contrato de servicio público de Renfe con el Estado. Renfe había solicitado una prueba de equilibrio económico. Y con ella se ha determinado que la entrada de la empresa alemana tiene un impacto financiero neto muy inferior al 1%. Ese es el umbral marcado para aceptar o no nuevos operadores en líneas ferroviarias.

¿Dónde opera el nuevo tren?

Arriva ofrecerá un nuevo servicio internacional de viajeros entre A Coruña y Oporto, con paradas intermedias en Santiago de Compostela, Vilagarcía de Arousa, Pontevedra, Vigo Guixar, Valença do Minho y Nine. El recorrido total, de unos 337 kilómetros, se haría en un tiempo estimado de 2 horas y 50 minutos.

Según el estudio de mercado que ha hecho Arriva sobre las perspectivas de demanda, espera que el tren sea rentable, dado a que en la actualidad el servicio ferroviario es deficitario. Vigo es la única ciudad que conecta directamente por tren con la ciudad portuguesa y desde Madrid solo se puede acceder viajando primero a Lisboa.

Si Arriva logra operar la línea en el plazo previsto, se adelantaría a la empresa pública Comboios de Portugal, que tiene planeado conectar también por vía ferroviaria las ciudades de Vigo y Oporto en 90 minutos a partir del año 2020.

Este visto bueno de la CNMC coincide con la decisión de Deutsche Bahn de poner en venta la empresa, Arriva, con una valoración estimada de 4.000 millones de euros.

Obstáculos a la liberalización

Esta misma semana, la OCU acusaba a Renfe y Fomento de frenar la liberalización. La Organización de Consumidores y Usuarios denuncia que aunque España lleva un tiempo preparándose para la liberalización de la alta velocidad, parece que este acontecimiento aún tardará en producirse, porque aseguran que tanto Renfe como el ministerio de Fomento están poniendo trabas a los “Aves” privados.

En el caso de Renfe, les acusa de negarse a alquilar las máquinas y los vagones que Ilsa le ha pedido para realizar sus rutas. Y es que Arriva no es el primer actor que intenta entrar en los trayectos internacionales, que la Comisión Europea liberalizó allá por 2010: antes inició los trámites Air Nostrum a través de su filial Ilsa Rail, alianza a la que se ha unido Acciona. Ilsa tiene autorización de la CNMC, pero por una parte no tiene trenes propios, necesita que Renfe se los alquile, y por ahora la operadora española no parece por la labor. Es más, la OCU acusa a la compañía de haber liquidado su filial Renfe Alquiler precisamente para no tener que hacerlo. Y a ello se suma que la filial de Air Nostrum-Acciona quiere competir con el operador español en el tramo Madrid-Montpellier, es decir, un trayecto que incluye el AVE Madrid-Barcelona, que es una de sus rutas estrella.

Y en cuanto a Fomento, según la OCU tienen el mismo poco interés en que se materialice la liberalización, porque es dueño de Renfe.