El 15 de mayo de 2021 una empresa centenaria del panorama español estaba de aniversario. Su historia está llena de subidas y bajadas, de éxitos y chascos, de épocas doradas en bolsa y desplomes sin frenos. Obrascón Huarte Laín, conocida como OHL, ha cumplido 110 años.

Una compañía que solo en sus últimos años de vida ha pasado por su mejor y peor momento de la mano de uno de los empresarios más polémicos de España: Juan Miguel Villar Mir.

Te lo contamos en este podcast de Expediente Abierto.

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En 110 años pueden pasar muchas cosas. Si se trata de una empresa, la montaña rusa puede ser de las que te dan la vuelta al estómago. OHL ha pasado de ser una humilde constructora, a estar en manos de lo que hoy es el BBVA, a ser comprada por una peseta por Villar Mir. Además, ha estado vinculada con una trama de corrupción en México y ha terminado teniendo que ser rescatada, precisamente, por empresarios mexicanos.

OHL es una de esas historias de éxito y fracaso casi fulminante. De momento, la empresa sigue a flote. Aunque por el camino, la constructora le ha visto las orejas al lobo en muchas ocasiones.

OHL, casi tan 'vieja' como el hormigón armado en España

Empecemos por el principio: año 1911. Cuando en España el hormigón armado -hoy en día uno de los materiales más empleados en la construcción- todavía empezaba a implementarse, nacía Sociedad General de Obras y Construcciones Obrascón. Una de sus primeras obras fueron dos dársenas en el puerto de Lisboa.

En la década de los años 50, un gran inversor aterriza en su capital: Banco de Bilbao, lo que hoy es BBVA. Obrascón cambia de manos alguna que otra vez más en los próximos años hasta encontrarse en una situación crítica a finales de los 80.

Es ahí cuando un hombre de negocios y de la política, que había sido solo hace una década ministro de Hacienda y vicepresidente económico, pone el ojo en ella y la compra en 1987 por la friolera de una peseta: Juan Miguel Villar Mir.

No le importó que Obrascón tuviera miles de millones de pesetas en deudas a corto y largo plazo. A Villar Mir se le conocía por crear imperios de empresas en bancarrota. Y así lo hizo. Entonces, la constructora comenzó una época dorada de compras y fusiones.

En 1998 adquirió la constructora navarra Huarte, que habia entrado en suspensión de pagos. Meses más tarde se hizo con Laín, que ya cotizaba en bolsa. Nacía así, un conglomerado de la construcción que ya estaba en el mercado: Obrascón Huarte Laín, OHL.

Los años venideros fueron 'oro' para su sector. Pero llegó la crisis subprime y todo lo que tuviera que ver con viviendas cayó desde lo alto. Aunque muchas constructoras se vieron arrastradas por el tsunami inmobilario, OHL se mantuvo a flote. Tanto es asi que en plena crisis, año 2008, la empresa de Villar Mir conseguía el mayor hito que se puede lograr en la bolsa española: entrar en el Ibex 35.

2015, el 'annus horribilis'

Una historia de ladrillo, luz y color que empezó a oscurecerse en torno al año 2015, lo que se puede considerar su ‘annus horribilis’. Fue entonces cuando se filtraron unas grabaciones que revelaban una presunta trama de corrupción de OHL en Mexico.

Aquel fue el pistoletazo de salida de la lista de tramas de corrupción con la que se vincularía a la compañía. En España fue el caso Bárcenas, que se relacionó con Villar Mir, y el caso Lezo, que se relacionó con el entonces consejero de OHL, Javier López Madrid.

Después de esto, un fuerte desplome de las acciones de OHL culminó en la salida de la compañía del aclamado Ibex 35. Tan solo unos dias más tarde, llegaba otra noticia bomba para los inversores de OHL: Juan Miguel Villar Mir abandonaba la presidencia.

La corrupción y la salida del ‘capo’ de la empresa fueron solo la punta del iceberg. Porque desde entonces, los resultados de OHL empezaron a desvelar una situación crítica de la empresa: números rojos y una deuda cada vez más asfixiante.

Entonces la compañía se puso a vender ‘como loca’. Vendió su valiosa participación en Abertis, en Colonial y se desprendió de autopistas en el polémico México. En medio de todo esto, Villar Mir, que seguía siendo accionista mayoritario, aprovechaba su posición para hacer caja con OHL.

Especialmente polémico fue lo que sucedió en 2018, cuando se embolsó casi 150 millones de euros gracias a no hacer caso a la frase de que “el orden de los factores no altera el producto”.

La empresa daba un dividendo extraordinario para repartir entre los accionistas el dinero de la venta de una de las filiales de OHL. Así cobró 50 millones de euros. Horas más tarde, vendió en el mercado un 12% de su participación con lo que ingresó otros 100 millones. Si hubiera alterado el orden de los factores, el dividendo que le hubiera tocado habría sido menor.

Unos meses más tarde, el capítulo Villar Mir llegaba a su fin con un cierre de lo más literario. Acababa por donde había empezado toda la polémica: México. Los Villar Mir encontraron a los Amodio, una familia de empresarios mexicanos también especializados en construcción para quedarse con las riendas de la empresa y rescatarla.

A día de hoy, 34 años después de hacerse con la empresa por una peseta, Villar Mir ya solo tiene un 7% del capital de la compañía. Ahora, el control de OHL está en manos de México, el lugar donde empezó la caída del imperio. ¿Conseguirán los mexicanos reconstruir ladrillo a ladrillo la grandiosidad que un día tuvo la centenaria Obrascón Huarte Laín?