Nestlé recorta sus previsiones de ventas para el conjunto del año después de registrar en los nueve primeros meses del año el crecimiento más débil de los ingresos en más de una década. La compañía de comida más grande del mundo se ve afectada por la caída del crecimiento en los mercados emergentes y por la baja inflación en la mayor parte de Europa y América del Norte. Pronostica que sus ingresos se elevarán el 3,5% en base orgánica, lejos de la primera meta de crecer al 4,2%, como en 2015. Y es que hasta septiembre, las ventas mejoran un 3,3%, pero los analistas esperaban un incremento del 3,6%.

Durante muchos años Nestlé y sus rivales en el sector -Unilever y Danone- han luchado contra la deflación en Europa, que reduce los márgenes y afecta a la posibilidad de subir los precios de sus productos. Ahora enfrentan la situación contraria en los países emergentes, donde el aumento de los costes de las materias primas les obligan a elevar los precios de sus productos en países como Brasil, algo que afecta a la demanda. Como consecuencia, el crecimiento de las ventas de Nestle en emergentes se desacelera a un 5,3% entre enero y septiembre, desde el crecimiento del 8,9% en 2015.

Unilever es otra de las grandes compañías afectadas por esta situación. Recibe la mitad de sus ventas de los mercados emergentes y la semana pasada reportó su primera caída en los envíos trimestrales desde 2014, después de que los aumentos de precios en países como Brasil recortaran su volumen. Esta misma semana, Danone ha anunciado su crecimiento de ventas más lento de la última década.