Fiat Chrysler (FCA) anuncia que retira la oferta de 35.000 millones de dólares por la fusión con la compañía francesa Renault. Esta retirada, según fuentes cercanas a la marca francesa, llega tras la falta de acuerdo entre el gobierno francés (accionista con un 15%) y la compañía ítalo-estadounidense.

Además de una serie de discrepancias respecto al acuerdo –como la garantía de que no hubiera despidos y un pago de dividendos a los accionistas de Renault (incluido el gobierno) como iba a ocurrir con los accionistas de la empresa italiana–, a la ruptura también se suma el retraso en la votación por parte del gobierno francés.

Rocío Sáenz-Díez, profesora de gestión financiera en la Universidad Pontificia de Comillas ICADE, explica que toda fusión implica un proceso de estudio, además de garantías. Comenta que la posición de Nissan de mantenerse al margen y esperar no fue el principal motivo de esta ruptura.

Entrevista Capital: "Fiat-Renault" y la Gran Tertulia de la Economía

Sobre la "no" fusión entre Fiat Chrysler y Renault hemos hablado con Rocío Sáenz-Díaz Rojas, profesora de gestión financiera de Comillas ICADE. Luego en la tertulia han participado: Ramón Tamames, catedrático de Estructura económica; Manuel Moreu, ex presidente del Instituto de Ingeniería de España; César Fernández, presidente de ISBIF.

Según informan fuentes cercanas, el gobierno francés buscaría un puesto en el consejo del que habría sido el nuevo grupo y que los temas operacionales se llevaran a cabo en Francia –totalmente contrario a los intereses de Fiat, cuyas sedes principales son Turín y Detroit–. "Se ha vuelto claro que actualmente no existen las condiciones políticas en Francia para que tal combinación proceda con éxito", dijo Fiat Chrysler en un comunicado.

Renault por su parte explica en un comunicado que la dirección fue “incapaz de tomar una decisión debido al requerimiento expreso por representantes del Estado francés para posponer la votación para una reunión posterior”.

Esta ruptura abre una serie de frentes para ambas compañías, como la posible decepción de los inversores que, después del anuncio de la negociación por la posible fusión, elevaron las acciones de ambos grupos.

El acuerdo habría supuesto la creación del tercer mayor fabricante de automóviles mundial y habría aportado fuertes sinergias a ambas compañías. Fiat podría haberse beneficiado de la tecnología sostenible de Renault, mientras que la francesa se habría abierto al mercado estadounidense y habría obtenido participaciones lucrativas en la marca Jeep y RAM.

La industria automovilística, explica Sáenz-Díez, se tiene que consolidar y adquirir protagonismo mundial, dejar atrás esa vinculación nacional o familiar, como lo era la familia Agnelli con Fiat en Turín. Sergio Marchionne, antiguo consejero delegado de FCA, ya comentó en 2015 la necesidad de que la industria automovilística se uniera y combinara sus recursos aunque fuera complejo.