Sindicarse, a la otra orilla del Atlántico, tiene sus riesgos. Y más si es en una de las mayores empresas del mundo. Bien lo saben cerca de 6.000 trabajadores de una planta de distribución de Amazon que llevan semanas en liza con la dirección para evitar que formen esta unión de trabajadores. ¿Por qué?

Escúchalo en este podcast de Mercado Abierto:

¿De verdad prohibirá Amazon los sindicatos? Este es el problema

Los trabajadores del gigante del comercio estadounidense preparan la primera unión laboral en Alabama desde su fundación en 1995

La lucha entre los empleados y la cúpula de dirección de Amazon no es flor de un día. Ya llevan años los trabajadores reclamando sus derechos en las factorías con las que cuenta el gigante del comercio electrónico estadounidense a lo largo y ancho del planeta. Pero quienes ahora copan las portadas son los trabajadores del centro de distribución de Amazon en Bessemer (Alabama), ¿por qué?

Pues a pesar que se esta factoría solo lleva abierta un año, recordemos que se abrió para gestionar el incremento de la demanda de productos ocasionada por la pandemia de la COVID-19, las denuncias por parte de sus trabajadores han sido constantes.

Lo que en realidad estaría en juego en esta lucha por los derechos de sus trabajadores no es más que la defensa de sus puestos y condiciones laborales ante el crecimiento desmesurado que ha experimentado la compañía en las últimas décadas.

Y todo esto a pesar de que hace un año su consejero delegado, Jeff Bezos, decía que él sí que apoyaba la creación de un sindicato porque, tal y como le decía a un periodista de la CNBC, era necesario para poder establecer un diálogo con los trabajadores, la realidad ha sido muy diferente, pero ¿por qué no quiere Amazon tener sindicatos en sus filas? La razón principal es el dinero.

Mediante SMS diarios y mensajes en una web creada, precisamente, para desalentar la movilización, la compañía intentó convencer a la plantilla de que un sindicato solo le quitaría dinero, por las cuotas que tendrían que abonar, sin reportarle beneficios; también instó a los trabajadores a, decían, “no abandonar el equipo ganador”.

Casi tres décadas de silencio

Desde su fundación en 1995, la compañía no ha vivido ninguna revuelta laboral hasta ahora. En Estados Unidos, únicamente, el 10,8% de sus trabajadores está enrolado en alguna especie de asociación de trabajadores. Una situación que, según Rachel Lighty, portavoz de Amazon demuestra que sus empleados se encuentran en centros de trabajo saludables e innovadores.

Con todo y con ello, lo que denuncian los trabajadores dista mucho de la imagen que quiere vender la empresa. Amazon es, actualmente, el segundo mayor empleados de Estados Unidos con 400.000 nóminas en su haber y inundado por críticas por las condiciones sanitarias de sus trabajadores.

Tal y como expresa Stuart Appelbaum, presidente de la asociación de trabajadores minoristas de Amazon no se ven respetados, ni tratados con dignidad. Al tiempo que dicen vivir, en contadas ocasiones, eso sí, con situaciones de trabajadores heridos.

Persecución policial

Lo que sí es verdad es que, ante los tribunales, Amazon ya tiene abierto un caso por la fiscal de Nueva York, Letitia James por, tal y como denunciaba hace apenas unos días, violar las leyes laborales del Estado de Nueva York al no haber protegido a sus empleados durante la pandemia de la COVID-19 y haber despedido a aquellos que cayeron enfermos.

Biden apoya a los trabajadores

"Permítanme ser muy claro: no me corresponde a mí decidir si alguien debe afiliarse a un sindicato. Pero déjenme ser aún más claro: no depende de las empresas decidir eso tampoco. La decisión de afiliarse a un sindicato depende de los trabajadores. Y punto", aseguraba el presidente Joe Biden en un video en Twitter.

Sin mencionar de manera directa el nombre de Amazon, el demócrata, expresó su apoyo a los trabajadores asegurando que todo el mundo tiene derecho a organizarse sin la presión de su empleador.

Este mensaje está todavía a la espera de ver el efecto que tendrá sobre los trabajadores de Amazon en Alabama. Lo que sí que está claro es que este cambio de mensaje en de la Casa Blanca ofrece un impulso público, precisamente en este momento en que la organización del sector privado se enfrenta a dificultades como esta, ha marcado un punto de inflexión en cómo el Despacho Oval abordará a partir de ahora la política laboral.