Miramos a Estados Unidos y volvemos a hablar de Robinhood. Aquella aplicación de trading digital, conocida por el caso GameStop que, desde enero, tiene vida propia en el panorama bursátil.

En medio de una exhaustiva investigación previa a su salida a Bolsa hoy conocemos nuevos detalles de sus operaciones. ¿Qué tiene que esconder esta compañía?

Escucha la historia completa en este podcast de Mercado Abierto:

Los datos ocultos de Robinhood que le pueden dar un disgusto

La aplicación de trading digital no informó a la SEC de sus operaciones con acciones fraccionadas entre 2019 y 2021

Al parecer, más de dos años de operaciones con acciones fraccionarias. Según una exclusiva de este jueves de Reuters, esta aplicación de trading digital habría ocultado, desde 2019 y hasta el pasado 25 de enero, más de veinticuatro meses de operaciones que tuvieron lugar alrededor de su plataforma.

Pero empecemos por el principio, ¿qué es una acción fraccionaria? Como su propio nombre indica, una parte de una acción, pero ¿por qué invertiríamos en una parte de una acción y no nos haríamos con todo el título? Simplemente, por falta de dinero.

En Wall Street hay títulos que valen más de 300 dólares como es el caso de Goldman Sachs o acciones por encima de los 200 como es el caso de Boeing, Microsoft, Salesforce o Visa. Incluso hay participaciones, como es el caso de Amazon cuyo coste supera los 3.200 dólares.

Sucede en estos casos que los inversores deciden, que en vez de 200, 300 o 3.000 dólares solo quieren hacerse con una. Esa es la máxima a la que se acercan las acciones fraccionarias que han protagonizado el último escándalo en torno a Robinhood.

¿Qué está pasando?

¿Cuál es el fondo de toda esta disputa comercial? Que los traders o corredores, como es el caso de Robinhood, deben informar de todas sus operaciones a las autoridades financieras, en este caso, estadounidenses como son la Autoridad Reguladora de la Industria Financiera y la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos.

Y ¿qué pasa? Que Robinhood no lo ha hecho. Desde diciembre de 2019, cuando lanzó al mercado su servicio de acciones fraccionarias hasta el pasado 25 de enero de 2021, cuando estalló el caso GameStop en la otra orilla del charco, Robinhood no informó de una sola operación de esta naturaleza a los vigilantes de Wall Street.

Y todo esto, a pesar de que como decía en la CNBC, el CEO de la empresa, Vlad Tenev, Robinhood quería ser la que más cumpliera con la ley.

“El acuerdo con la Comisión de Bolsa y Valores se relaciona con prácticas históricas que no reflejan el Robinhood de hoy en día. Queremos tener no solo el mejor equipo de productos y tecnología, sino también los mejores equipos de cumplimiento, legales y regulatorios”, aseguraba Tenev a la cadena estadounidense.

¿A qué venían estas declaraciones? A que ya por el mes de diciembre, la Comisión de Bolsa y Valores había acusado a Robinhood de engañar a sus clientes y omitir información “vital” sobre las verdaderas “fuentes de ingresos” de esta aplicación comercial. Una situación que Rafael Damborenea, profesor de finanzas en EUDE Business School califica de "paradoja".

SEC: "A por ellos"

Por aquel entonces, ni Joe Biden ni su equipo económico, con la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, al frente habían comenzado a trabajar. Meses después, en febrero, en una entrevista en la ABC, en el programa Good Morning America, era la propia Yellen quien dejaba las cosas claras y advertía a Robinhood: “les vamos a investigar”.

Y es que para la que marca la agenda económica de la Casa Blanca, los inversores y mercados financieros, decía, eran lo primero.

En la misma línea firmaba uno de los altos cargos de la SEC, Stephanie Avakian quien aseveraba "iremos a por ellos”.

¿Desconocimiento o mirar hacia otro lado?

A día de hoy se desconoce el número concreto de operaciones que Robinhood ha “escondido” a las autoridades estadounidenses. Lo que sí tenemos son los datos que ha hecho públicos hasta ahora la empresa y que dejan a la vista más de 800 millones de acciones compradas a través de su programa de acciones fraccionarias, según los datos remitidos por la compañía a los reguladores a la hora de presentar sus papeles. Un paso “previo” y “obligatorio” para que reciba la luz verde de su salida a bolsa, prevista para este mismo ejercicio y bajo una valoración de casi 30.000 millones de dólares.

Mucha de estas compras, según los datos referenciados por Reuters, fueron realizadas por corredores mayoristas, es decir, inversores institucionales o bancos de inversión. Desde Robinhood, preguntados por el medio británico, no hacen ningún tipo de comentario aunque señalan que de los más de 13 millones de usuarios activos un porcentaje “muy pequeño” (sin especificar cuál) lleva a cabo transacciones con títulos fraccionarios.

Con todo y con ello, para Steven Peikin, director de la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos, el problema es que se puede llegar a acusar a la compañía de fraude.

La posición de los inversores

¿En qué perjudica a los inversores este tipo de actuaciones? Este tipo de información ayuda, por ejemplo, a determinar los precios de las acciones y, por tanto, si se esconden, se corre el riesgo de que una empresa esté sobrevalorada o, en el caso de un sector, termine provocando una burbuja en los mercados.

Y es que cuando ciertas operaciones no se remiten a las autoridades y se publican, disminuye la cantidad de información disponible para los participantes del mercado y podría, por lo tanto, crear un campo de juego desigual.