El mayor fabricante de aviones del mundo suspende la producción de su polémico Boeing 737 Max. Será a partir de enero y se trata de una decisión sin precedentes.

Este modelo de aeronave permanece en tierra desde hace diez meses tras dos accidentes en los que murieron 346 personas, en octubre de 2018 y marzo de 2019.

Hace meses, en marzo, los reguladores estadounidenses y las autoridades de aviación de decenas de otros países ordenaron mantener en tierra el modelo 737 Max, el más nuevo de Boeing.

Un veto global que sigue pendiente de varios requisitos para ser levantado.

Hace unos días, el jefe de la Administración Federal de Aviación de Estados Unidos, Steve Dickson, indicó que el proceso para aprobar el regreso del MAX todavía tiene 10 u 11 requisitos por completar.

Entre ellos, un vuelo de certificación y un período de debates públicos sobre los requisitos de capacitación de pilotos.

Un coste de miles de millones

El fabricante esperaba el visto bueno para 2020, pero parece que la decisión se sigue alargando y no hay una fecha clara. A Boeing se le acumulaban ya en su fábrica de Washington, donde se ensambla este modelo, 450 naves listas para ser entregadas.

Boeing recortó un 20% la producción en abril, de 52 a 42 aviones al mes. En el segundo trimestre la compañía entró en pérdidas por los problemas causados por este modelo. Sus ingresos globales cayeron un 35% entre abril y junio.

Confirmaba la compañía que el impacto en los beneficios por este asunto alcanza los 5600 millones de dólares por compensaciones a los clientes y otros 3600 millones en costes adicionales para el programa 737. Y Boeing hacía este cálculo cuando esperaba que el avión volviese a volar antes de terminar el ejercicio.