Los problemas se le acumulan a Boeing. El fabricantes de aviones más importantes del mundo sigue arrastrando pérdidas. La compañía estadounidense registró una pérdida neta de casi 800 millones de dólares (793 millones) en el primer semestre del año, en el segundo trimestre sufrió las mayores caídas en sus resultados: un 66% menos de ingresos.

Estos malos resultados derivan de la polémica con su modelo Boeing 737 MAX, un avión de gran capacidad que registró dos graves accidentes en menos de 5 meses que tuvieron lugar en Etiopía e Indonesia y dejaron un balance de más de 300 fallecidos. Al parecer, las investigaciones, como más tarde confirmaría la compañía, existía un fallo de software que no fue debidamente informado a la tripulación.

Como consecuencia, varios reguladores aéreos, entre ellos la EASA (Agencia Europea de Seguridad Aérea) y la FAA (Agencia Federal de Aviación), inmovilizaron todos los modelos existentes, lo que provocó una grave situación para el fabricante y varias compañías, como Ryanair, uno de sus principales clientes.

No solo encontramos el problema en la congelación de las entregas (4.550 previstas a 64 aerolíneas mundiales), sino las cancelaciones derivadas de ambos accidentes, como la rescisión del contrato con Flyadeal, la compañía de bajo coste de Arabia-Saudí, por un nuevo contrato con Airbus, su principal competidor.

Y es que ésta, en cambio, mantiene unos buenos resultados. Ha entregado 458 modelos durante los siete primeros meses del año, tiene pendiente casi 7.200 entregas de aviones comerciales y para final de año espera haber alcanzado más de 800 entregas.