Existe un dicho que afirma que en una ronda de golf puedes llegar a conocer el carácter de una persona mucho mejor que en ningún otro sitio. Por ello, tradicionalmente este deporte se ha utilizado en el mundo de los negocios como medio para cerrar tratos. Y Donald Trump que, antes que presidente, es hombre de negocios, lo sabe muy bien. Por eso este sábado pondrá a prueba el swing del primer ministro japonés.



Shinzo Abe visita Washington con un objetivo: proponer un nuevo marco de negociación sobre comercio, seguridad y diversos asuntos macroeconómicos. El primer ministro nipón espera que su promesa de crear puestos de trabajo en EEUU relaje las tensiones en materia de comercio bilateral y divisas, dado que Donald Trump acusa a Japón  de haber jugado a devaluar su moneda. Y espera que su encuentro con el presidente de EEUU sea fructífero también para el sector de la automoción japonés, un sector que representa cerca de tres cuartos del déficit comercial entre ambos países.

¿Y qué mejor lugar para relajar tensiones y llegar a acuerdos que en un campo de golf? Además, no es la primera vez que estos dos países estrechan lazos en el green.  Ya en 1957, el primer ministro japonés Nobusuke Kishi y el presidente estadounidense Eisenhower se vieron las caras en una partida que fue considerada un triunfo de la diplomacia entre dos antiguos enemigos de la  Segunda Guerra Mundial.

A sus 70 años, Donald Trump asegura ser un gran oponente. Ha ganado 18 trofeos de clubes y afirma que ese pedigrí ganador es el que lo ha convertido en el hombre perfecto para ganar la carrera electoral y dirigir EEUU. Aunque no todos están tan convencidos de que el presidente sea realmente tan buen jugador, puesto que todos esos trofeos que ha ganado pertenecen a campeonatos de clubes en los campos de golf que él mismo posee. Sin embargo, los entendidos aseguran que el magnate tiene un buen lenguaje corporal, seguro y fluido.

En cuanto al primer ministro japonés, es más difícil encontrar críticas sobre sus habilidades en el golf. Abe es un gran aficionado de este deporte, es miembro del exclusivo Club de los 300 en la prefectura de Kanagawa, al suroeste de Tokio. A sus 62 años, se toma el juego muy en serio y quienes han jugado con él afirman que puede llegar a ponerse muy tenso si el juego va mal. Según los entendidos, su juego es estable y elegante.

La cita: este sábado. Abe y Trump pondrán a prueba su destreza con los hierros en una partida que pretende demostrar que la alianza entre EEUU y Japón es inquebrantable.