Suiza tiene en sus manos el futuro del sistema financiero. En menos de un mes, el próximo 10 de junio, decidirá quién puede crear el dinero a través de un referéndum.

Pero para tomar esa decisión, los votantes necesitan conocer una serie de aspectos fundamentales, como de dónde proviene el dinero actual.

Los bancos centrales son los encargados de acuñar monedas y billetes. Es decir, son quienes crean moneda de curso legal. ¿Qué ocurre? Que los bancos comerciales multiplican esa oferta monetaria. Y ése es el problema que Suiza quiere atajar.

¿CÓMO MULTIPLICAN LOS BANCOS LA OFERTA MONETARIA?

Del siguiente modo: los bancos comerciales pueden utilizar el dinero de nuestros depósitos para ofrecer créditos a otros clientes por un valor hasta diez veces superior. Y así es como comienza la cadena de préstamos: el cliente que ha recibido el préstamo tendrá que pagar un interés que el banco utilizará para futuros préstamos.

Ese dinero que presta el banco es dinero no físico. Es como el dinero que tenemos en nuestra tarjeta de crédito, por ejemplo. Pero, en general, los bancos tienen la obligación de mantener un nivel mínimo de reservas de dinero físico en sus cajas. En el caso de la zona euro, desde el año 2012 las entidades deben mantener en sus bancos centrales nacionales al menos un 2% en efectivo del importe de los depósitos de sus clientes. Esto se conoce como reserva fraccionaria. Es decir, que si en nuestra cuenta bancaria tenemos 5.000 euros, el banco está obligado a tener 100 euros en su caja.

Al multiplicarse la oferta monetaria, cada vez hay más dinero. Y aumenta la velocidad del dinero: cuanto más dinero metemos en el banco, más dinero presta la entidad y eso favorece al consumo. En la teoría tradicional, esto hace que aumente la inflación.

Lo que Suiza quiere es limitar la actividad de la banca comercial a la hora de otorgar préstamos. De esta forma, el Banco Nacional de Suiza sería el único organismo autorizado para producir todo el dinero nuevo en Suiza para conseguir una banca que cuyos depósitos se basen 100% en reservas. El objetivo es evitar crisis como la de 2008 y burbujas de financiación.

DEFENSORES Y DETRACTORES

Los partidarios a este nuevo sistema monetario dicen que una reserva fraccionaria del 100% haría más resistentes a los bancos. Ya que según el sistema nacional, los bancos prestan demasiado durante épocas de bonanza y muy poco en momentos de crisis.

Pero los detractores aseguran que la moneda soberana sería un experimento peligroso e innecesario. Podría haber una escasez de crédito, lo que encarecería los préstamos y perjudicaría la industria financiera suiza y a la economía en general.

El Banco Nacional Suizo, por su parte, ha dicho que la propuesta dañaría su capacidad para llevar a cabo la política monetaria porque ya no podría comprar y vender divisas extranjeras para debilitar o fortalecer el franco según se necesitase para mantener la estabilidad de precios en Suiza.

Y es que las labores del Banco Nacional Suizo cambiarían: en el futuro, implementaría la política monetaria en función del suministro de dinero. Ya no tendría que alterar los tipos de interés para estimular o reducir la demanda de crédito y crearía dinero libre de deuda. En lugar de poner francos en el mercado mediante la compra de bonos y acciones con dinero recién creado, el dinero se emitiría directamente sin tener que comprar ningún activo a cambio.

Todos estos conceptos tendrán que tenerlos claros los votantes suizos el próximo 10 de junio.