En Europa los inversores están perdidos. La bolsa se ha revalorizado en porcentajes de dos dígitos desde principios de año y los rendimientos de los bonos están en mínimos. Lo que nos dicen los libros, por un lado, es que si sube la renta variable es porque el sentimiento es que la economía va bien y estamos dispuestos a correr ese riesgo por rentabilidades más altas. Por otro lado, si entra dinero en la renta fija es porque el futuro pinta más negro y preferimos tener nuestro dinero a salvo aunque la rentabilidad sea más baja, a veces ínfima o incluso negativa. Por eso, ¿cuál nos creemos? ¿qué movimiento es ficticio es caerá por su propio peso? Escucha el reportaje en el siguiente podcast.

Aunque ahora, en un entorno de tipos bajos y de desaceleración suave, el dinero está entrando tanto en bonos como en bolsa. En refugio y en riesgo. Algo que, para algunos analistas como Pablo García, de Divacons Alphavalue, es un tanto extraño.

Por eso, ¿debemos creernos la subida de la bolsa y la caída de los bonos? Una de las lecturas que hacen desde Alphavalue es que uno de los dos se equivoca. Uno de los dos movimientos no es real y acabará cayendo por su propio peso. Pero pasemos a analizar los motivos de cada uno. Para Raquel Blázquez, de Ibercaja, la subida de las bolsas se fundamenta en tres razones: política monetaria, cercanía a una tregua comercial y la mejora de indicadores económicos. Pero no solo son factores externos. El precio de las empresas también es culpable, para Pablo García.

Ha entrado mucho dinero en las bolsas pero también en los bonos. Sin ir más lejos, el bono alemán a 10 años, el activo refugio por antonomasia, está en el 0%. Y para Javier Domínguez, de Auriga Global Investors, los responsables han sido dos: los bancos centrales y el anuncio del letargo de la subida de tipos y la alta volatilidad de la bolsa.

Pero, ¿quién se equivoca? ¿qué movimiento nos creemos y cuál es más ficticio? Los analistas no coinciden: algunos creen que la clave es no comprar bonos pero otros consideran que lo que va a caer es la bolsa. La incertidumbre está servida. Veremos si, al final, la economía y el tiempo se decantan por premiar a la bolsa o a los bonos.