Hace algo más de 134 años, concretamente en 1885, se dieron los primeros pasos para conformar lo que hoy se conoce como el Grupo de los Siete, el G7.

En el marco de la Conferencia de Berlín las diferentes potencias europeas del momento suscribieron una serie de pactos para la división del continente africano, por entonces en sus manos.

Un siglo después, con los mismos actores y un orden mundial que no distaba mucho del de entonces, a pesar de tener más regímenes democráticos y una mejora de la posición económica de la mayor parte de los territorios en occidente, estos siete se volvieron a reunir con las miras puestas en nuevos programas de cooperación que pudieran generar un “ajuste estructural” con respecto a los países del Tercer Mundo.

Y llegamos a 1973, cuando el secretario del Tesoro de Estados Unidos, George Shultz, reúne a los ministros de finanzas de las principales economías mundiales: Estados Unidos, Japón, Alemania Occidental, Francia y Reino Unido, incorporado ese mismo año a la Unión Europea.

Estas charlas anuales de los, en cada momento, líderes del planeta tuvieron una refundación en 1977, año en el que la ciudad de San Juan de Puerto Rico fue testigo de la unión de Canadá al, por entonces, todavía G6.

Rusia llega tocada

Pero no fue hasta junio de 1997 en Denver (Colorado, Estados Unidos) cuando el grupo pareció verse al completo tras la incursión de Rusia, a una reunión a la que, por primera vez, llegó en calidad de socio y no de observador, como había sido hasta entonces.

No obstante, en Denver, Rusia todavía era una simple pieza del tablero sin poder de decisión. Este rol cambió un año después, en 1998 cuando ya se bautizó y conformó el Grupo de los Ocho (G8) que si bien hasta entonces la incursión de nuevos actores venía de la mano del peso financiero de la potencia, la tendencia cambió con Rusia quien fue incluida a raíz del peso político del país más extenso del planeta.

Si bien desde finales del siglo XX ya se hablaba del G7+1 no fue hasta el cumbre de Kananaskis (Canadá) en 2002, cuando se oficializó de cara a la galería el G8.

Aún con todo, Rusia siempre ha tenido sus discrepancias con respecto a este grupo ya que, o bien algunos países no dejan de considerarla un “mal menor” dentro del selectivo, o bien ella misma se ha visto excluida, en algunas ocasiones, de discusiones transcendentales en las que consideraba que tenía algo que decir.

Sí, pero no

Ya con Vladimir Putin en el poder y tras la decisión de anexionar la península de Crimea, de soberanía ucrania, al territorio de la Federación Rusa, el país euro-asiático fue expulsado en marzo de 2014.

El aquel momento el canciller ruso, Sergei Lavrov, aseguró que la decisión unilateral tomada por los otros siete no era “una gran tragedia” para el país. De hecho, Moscú ha expresado en múltiples ocasiones su intención de alejarse de manera “permanente” del G8.

Dmitri Peskov, portavoz del Kremlin, apunta a que su verdadero interés está en el G20 ya que es el escenario en el que se pueden volver a forjar nuevos vínculos con toras potencias que estén fuera de “los tradicionales corredores de Occidente”.

Pese a ellos, las controversias no dejan de sobrevenirse sobre Rusia ya que, en opinión de la presidenta del Consejo de la Federación, Valentina Matvienko, Rusia “podría aceptar regresar al formato de los ocho si es invitada”.

Un refuerzo para Trump

El asunto es que hasta ahora, Rusia no había sido invitada. Y decimos hasta ahora porque, recordemos, el año pasado ya se ocupó el presidente estadounidense, Donald Trump, de demostrar sus diferencias con la Unión Europea, quien vetó, en su momento, la continuidad de Moscú en el grupo, y afirmó que la cumbre “sería mejor si Rusia nos acompañara”.

A día de hoy, la vuelta de Rusia al G7 sigue estando en el aire. La ministra de Asuntos Exteriores de Canadá, Chrystia Freeland, asegura que la violación de Rusia del derecho internacional es “inaceptable”. “Ha invadido y anexionado Crimea además de apoyar la guerra de Donbás, por eso está fuera” explicaba Freeland ante los medios.

Según la CNN, Donald Trump y el presidente francés, Emmanuel Macron, podrían haber acordado una vuelta de Rusia al G7 en la cumbre del próximo año durante una conversación telefónica mantenida el pasado martes. Ninguna de las partes niega estas informaciones a las que Alemania y Reino Unido ya han expresado su rechazo.