El negocio de energía de General Electric no pasa por su mejor momento: la demanda de plantas de energía con combustibles fósiles ha caído y por ello la compañía ha anunciado una oleada de despidos con el objetivo de ahorrar costes.

En concreto, planea despedir a 12.000 empleados de su negocio de energía a nivel mundial. Un recorte con el que la compañía pretende ahorrar 1.000 millones de dólares en 2018. Los países más afectados son Suiza y Alemania. En el caso de Suiza, General Electric propone 1.400 despidos, lo que supone un tercio de la plantilla en el país. En Alemania la cifra asciende a 1.600 despidos, un recorte que afectará a los equipos de ciudades principales como Mannheim, Stuttgart y Berlín.

Desde General Electric afirman que se trata de una decisión dolorosa pero necesaria para que su negocio energético pueda responder a la interrupción en el mercado de energía, con volúmenes significativamente más bajos en productos y servicios.

Todo ello en un contexto en el que además la demanda de nuevas centrales térmicas ha caído en todos los países ricos y los clientes de servicios tradicionales han reducido sus inversiones debido al deterioro de mercado y la incertidumbre sobre las futuras medidas de política climática. A todos estos frentes hay que añadirle una mayor competencia por parte de Asia también, que ha aumentado las presiones sobre los precios.

Con este plan, General Electric se posiciona de cara a 2019 y más allá.