Funcas advierte de la desaceleración económica y asegura que si la situación de incertidumbre no mejora, supondrá un importante coste para nuestro país.

Se estima que el crecimiento del PIB en 2019 sea de un 1,9%, tres puntos menos de lo previsto. En 2020 el resultado será hasta cinco décimas de lo esperado, con un crecimiento del 1,5%.

La parálisis económica y la incertidumbre global son los principales causantes de esta desaceleración española “que no debemos confundir con una recesión”, ha recalcado el director general de Funcas, Carlos Ocaña. Esta complicada etapa se prolongará, en principio, hasta 2020.

La ralentización de la economía también frenará los progresos de reducción del déficit hasta situarlo en 2,4%, seis décimas menos de lo esperado. Para el 2020 las previsiones indican que alcanzará el 2,5% y en 2021 el 2,2%.

Por otra parte, el empleo seguirá creciendo, pero a un ritmo mucho menor de lo previsto, un 2,2% en 2019, un 1,1% en 2020 y un 1,5% en 2021. Un total de medio millón de nuevos puestos de trabajo durante los dos próximos años.

Familias y empresas afectadas

La demanda interna avanza de manera muy pausada, como consecuencia de la ralentización del consumo después de años de crecimiento; esto es lo que se conoce como el efecto “demanda embalsada” (después del periodo de crisis, la demanda interna volvió a aumentar progresivamente hasta ahora).

Esta situación ha hecho que la tasa de ahorro experimente una leve subida y la inversión, por el contrario, se reduzca.

Incertidumbre global

La posibilidad de un Brexit sin acuerdo, además de las tensiones arancelarias entre Estados Unidos y China son algunos de los problemas que afectarán a los intercambios comerciales internacionales. “Hablamos de un entorno deteriorado desde el punto de vista internacional porque, por primera vez desde 2009, el comercio internacional global se ha desplomado. Esta situación afecta en mayor medida a la industria que al sector servicios, ya que este último de momento consigue "mantenerse”.