¿Compraría la Lotería de Navidad el último Premio Nobel de Economía después de ver el último anuncio de Alejandro Amenabar? Richard Thaler obtuvo este año el galardón por sus estudios de la Economía del Comportamiento. Durante años ha descrito las motivaciones psicológicas que nos llevan a consumir de una determinada manera. Productos como, por ejemplo, un billete de Lotería de Navidad. En España, Loterías y Apuestas del Estado invierte mucho dinero y esfuerzos en el marketing para incrementar las ventas. ¿Cómo influye la publicidad en los hábitos de compra de los décimos? ¿Un economista como Thaler se dejaría atrapar por esos mensajes? Y, lo más importante, ¿por qué compramos lotería si las posibilidades de ganar son tan bajas?

Son preguntas que se han hecho muchos economistas, sociólogos y psicólogos. Pedro Rey Biel, profesor de Economía de la Universidad Autónoma de Barcelona, tiene algunas respuestas. Y tiene algo muy claro: “un economista serio no compraría un décimo de Lotería, ya que es una inversión ruinosa”. Y es que, apunta Rey, “la probabilidad de ganar más de lo que se gasta en la Lotería es de menos de un 5%”. El caso es que los economistas, como cualquier otro ciudadano, también comprar décimos; aunque reconoce Rey, lo hacen “con remordimiento”.

Envidia preventiva

Lo hacen, en realidad, porque es un hábito social y una tradición. Y por algo que algunos sociólogos llaman la “envidia preventiva”, explica el economista. El ciudadano se pregunta: “¿y si no compro y le toca a otros y a mí no?”. Uno de los mensajes que usan las campañas de la Lotería de Navidad tiene que ver con ello y apela a este sentimiento: “Y si toca aquí?”. “A nadie le gusta convertirse en el envidioso al que no le ha tocado la Lotería”, dice Rey, que es además uno de los autores del blog "Nada es gratis".

Además, influye el elemento anecdótico. Nos autoconvencemos de que debemos comprar Lotería y lo justificamos aún más cuando a alguien de nuestro entorno le ha tocado. “A mi suegra le tocó hace unos años la Lotería de Navidad y eso incrementó el consumo de Lotería de toda la familia”.

Lo mismo ocurre cuando uno gran premio de la Lotería “cae” en una administración determinada. El establecimiento lo utiliza para hacerse publicidad. Algo que le ayuda “a vender más billetes” y, de esta manera aumentan la probabilidad de que vuelva a tocar en la misma administración. Además, explica Rey, muchas de estas administraciones compran “muy poca cantidad de muchos números diferentes de Lotería” y de esa manera incrementan también la probabilidad de obtener más premios.