China prepara el abrigo porque le espera un 2017 bastante frío. Se espera que la economía del gigante asiático crezca un 6’5% el año que viene, su ritmo más lento en más de 25 años.

La desaceleración económica y la debilidad del yuan son dos de los factores principales que amenazan la economía de China. Pero también pesa sobre el país el rápido aumento de los préstamos bancarios, la acumulación de deuda en el sector corporativo y un mercado inmobiliario que no ha conseguido deshacerse de los especuladores.



China es, por tanto, una de las grandes amenazas para el mundo. Aunque "una amenaza en versión reducida para 2017", según Roberto Ruiz Scholtes, jefe de estrategia de UBS Wealth Management en España.

Y precisamente para retomar su crecimiento China ha anunciado recientemente una millonaria inversión en obras públicas en 2017. El programa destinará de 260 millones de dólares en la construcción de carreteras y acueductos con el objetivo de revitalizar su sector industrial y de construcción.

En este contexto, las autoridades chinas apuntan a la necesidad de una política monetaria más estricta y de más restricciones para frenar las burbujas de precios de los activos, especialmente en el mercado inmobiliario. Todo ello a pesar de que la fuerte caída del yuan ha alimentado los temores de turbulencias en los mercados. China se presenta como una de las grandes sombras de 2017.