La industria naval española está comenzando a vivir una nueva etapa de auge, con los nuevos proyectos que los astilleros están desarrollando. Entre ellos, Astilleros Armón está construyendo para Baleària en Gijón el primer 'fast-ferry' del mundo propulsado por gas. El grupo Alibérico está diseñando su nueva planta en Miranda de Ebro (Burgos), recién comprada a Gamesa-Siemens, para fabricar nuevos materiales que equiparán los barcos -y ferrocarriles del futuro.



El catamarán de alta velocidad que se está construyendo en Asturias supone una inversión de 90 millones de euros. Será capaz de transportar 1.200 pasajeros y 500 turismos, dentro de una eslora de 125 metros y una manga de 28 metros, lo que le convertirá también en el de mayor capacidad de su clase.

Se denomina "fast-ferry" porque podrá desarrollar una velocidad de servicio de 35 nudos, y una máxima por encima de los 40 nudos. Los dos tanques de gas natural que lleva, le conceden una autonomía para 400 millas náuticas. Su diseño, con proas de aluminio, incluye en los casos laterales el sistema "wave piercing", que hace la navegación más suave ya que no monta las olas, sino que las perfora.

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UNA OPORTUNIDAD PARA NAVANTIA

Este auge puede dar nuevas oportunidades a la empresa pública Navantia, afectada por la tensión comercial que el mundo vive con Arabia Saudí, uno de sus principales clientes en este momento. En los astilleros de Cádiz se están construyendo cinco corbetas, presupuestadas en 1.800 millones de euros.

La compañía está trabajando en un nuevo plan estratégico, cuyas líneas principales ha trasladado ya a los sindicatos. Quiere aumentar la plantilla con 400 nuevas contrataciones indefinidas, al tiempo que rejuvenecerla, por lo que en paralelo está proponiendo prejubilaciones para los mayores de 63 años de edad. También está negociando subidas salariales que, según los sindicatos, serían del 1.5% este año pero ligando un 20% a la productividad.