La cátedra de Energía y Pobreza de la Universidad Pontificia de Comillas acaba de concluir una investigación sobre la pobreza energética en España. Los datos no son alentadores. En 2020, la situación se agravó, no solo a consecuencia de la pandemia por coronavirus que se desencadenó en el mes de marzo.

Analizamos los resultados de la investigación con José Carlos Romero, investigador de esta cátedra en la Universidad Pontificia de Comillas.

Entrevista a José Carlos Romero

Hablamos con José Carlos Romero, investigador de cátedra energía y pobreza de la Universidad Pontificia de Comillas, sobre el último informe publicado en materia de pobreza energética en los hogares españoles.

"La pobreza energética se investiga a través de indicadores", apunta Romero. Se buscan datos que permitan obtener una foto, lo más precisa posible, de la situación. En este estudio, proceden de dos encuestas públicas elaboradas por el INE. Una de ellas es la Encuesta de Presupuestos Familiares, que recoge información de los ingresos y los gastos de 20.000 hogares cada año. La otra es la Encuesta de Condiciones de Vida, que busca datos más subjetivos de los habitantes de las viviendas en España.

La investigación de la Universidad Pontificia de Comillas revela datos muy significativos sobre un valor que, si bien se conocía, no se tenía una cifra precisa de ello. Nos referimos a la pobreza energética oculta. "No existía un indicador fino de este fenómeno y no se estaba midiendo", afirma nuestro invitado capital.

Pobreza energética oculta en España

"Hemos propuesto un indicador adicional para medir la pobreza energética oculta". De esta forma, se afina el conocimiento social sobre esta situación. Para que un hogar español se considera sumido dentro de esta variable, se tienen que cumplir dos condiciones. Por un lado, que gaste menos de la mitad de su gasto teórico para cubrir sus necesidades energéticas. Y, por otro, que esté en los cinco deciles de renta más bajos.

Con esos medidores de ajuste y precisión, la investigación llega a la conclusión de que un 25% de los hogares españoles eran pobres energéticos ocultos en 2019. Esa cifra se redujo ligeramente hasta el 21,2% en 2020.

Un hogar se considera confortable, desde una perspectiva térmica, cuando alcanza una temperatura media de 21ºC en invierno. Sin embargo, nuestro país presenta serias dificultades de cumplir con ese objetivo por el mal aislamiento de las viviendas. "La causa fundamental de esas cifras tan altas se debe a este problema térmico".

Subida de los precios de la electricidad

El informe no recoge datos aún de 2021, pero Juan Carlos Romero indica que podrán actualizar el estudio en los meses estivales. Hasta entonces, se aventura a anticipar "sin equivocarnos" que "los indicadores de pobreza energética van a empeorar".

Para conseguir una actualización constante de los datos sobre pobreza energética, Romero señala que su deseo pasa por convertir estos estudios periódicos en un Observatorio. "Queremos aportar factores complementarios a los señalados por el Ministerio para entender mejor esta problemática".