Estados Unidos abre una investigación contra el frenesí de las salidas a bolsa que se ha vivido en los últimos meses. ¿Qué tenían en común muchas de ellas? Que se hicieron a través de una SPAC. Un artimaña legal, pero que ahora los reguladores quieren comprobar si son seguras y, sobre todo, no añaden riesgo al mercado.

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A Wall Street no le gustan las SPAC y estas son las razones por las que las investiga

La Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos ha abierto, según Reuters, una investigación contra las más de 294 SPAC registradas en la bolsa estadounidense

El regulador estadounidense, la Comisión de Bolsa y Valores, estaría abriendo una investigación sobre esta carrera de adquisiciones y salidas a bolsa que en Wall Street se vivió, y se vive, en estos momentos en el parqué estadounidense.

Lo cuenta en exclusiva la agencia Reuters este jueves, citando cuatro fuentes diferentes internas dentro del organismo del país. Según el medio británico la agencia reguladora del gobierno federal que, recordemos, es independiente del poder ejecutivo que ejerce el presidente Joe Biden, ha enviado un comunicado a las diferentes entidades financieras solicitando información sobre las operaciones de salida que, en los últimos meses, han aprobado y que han dado lugar al estreno en el parqué de diferentes empresas de pequeña capitalización a través de una SPAC.

¿Qué es una SPAC? abreviando, una SPAC es una entidad que no tiene un plan ni un propósito comercial concreto, sino que solo están ahí para ser partícipes en un proceso de fusión o adquisición de una compañía real. Están ahí, simplemente, para recaudar dinero.

Sin embargo, mientras no se materializa la compra de una SPAC por parte de una empresa, la empresa no tiene ni operaciones ni beneficios, por lo que el inversor tan solo posee las acciones con la esperanza de que la citada compra se realice.

Este proceso dura una media de dos años, y de ahí es de donde deriva uno de los problemas de las SPAC.

Décadas en el ostracismo

Este mecanismo nació en la década de 1980 y, hasta hace poco, era el último recurso al que las empresas acudían para financiarse. Con el tiempo, cayeron en el ostracismo, pero ahora están viviendo una nueva edad de oro.

Solo en 2020 las SPAC llegaron a recaudar 83.000 millones de dólares, en comparación con los 13.000 millones de 2019. Estas cifras superan, aunque no sea un ejercicio de referencia como consecuencia de la parálisis económica derivada de la pandemia, a lo recaudado por salidas a bolsa tradicionales, en todo el ejercicio, un total de 78.000 millones de dólares.

Según SPAC Analytics, durante este año se han registrado 294 salidas a bolsa de este tipo este año frente a las 59 firmadas en 2019. Ante este incremento del 65% en el último ejercicio han saltado todas las alarmas en los despachos de la SEC.

SPAC: ¿contrarias al mercado?

De entre todos los riesgos que la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos observa en estas operaciones están la falta de una información clara y “verídica”, destacan, de las salidas a bolsa ya que, dicen, una SPAC permite a sus patrocinadores, es decir, a los que le ponen el dinero, se les da mejores condiciones de cara a la inversión que al resto de tenedores lo que, en pocas palabras, incurriría en una práctica contraria del mercador, es decir, violaría la ley.

De hecho, todo un referente en los mercados, el inversor y vicepresidente de Berkshire Hathaway, Charlie Munger, compara las SPAC con un "burbuja irritante" que, dice, el mundo estaría mejor sin ellas.

"No participo de ninguna forma y creo que el mundo estaría mejor sin ellos. Creo que esta especulación loca en las empresas no ha ni siquiera explotado todavía. Es una burbuja irritante, pero los bancos de inversión seguirán vendiendo acciones mientras se pueda", asegura Munger.

Pese a las advertencias, las SPAC son la mayor fiebre en Wall Street desde el oro. Su auge, en parte, se ha visto impulsado por la pandemia de la COVID-19 y las medidas de apoyo a la economía impuestas por los bancos centrales. De hecho, la razón de su “popularidad”, se la ha dado el dinero que han inyectado éstos en la economía además de la estructura de la SPAC que proporciona a las empresas un camino menos pedregoso y con menos escrutinio que una salida a bolsa al uso.

Muchas celebridades como el exjugador de baloncesto Shaquille O’Neal; la tenista Serena Williams; el jugador de fútbol americano Colin Kaepernick; el jugador de fútbol Robert Lewandowski o el rapero Jay-Z han apoyado en los últimos meses estos movimientos.

Recurrir a una cara conocida es importante cuando buscas el favor del público para recibir un cheque en blanco con el que hacer inversiones, todos los sabemos. Pero la profesionalización de la compañía es mucho más.

“La participación de celebridades en una SPAC no significa que esa compañía en concreto o que las SPAC en general sean apropiadas para cualquier inversor”, ha alertado el regulador.

Demandas por "estafa"

Según la Universidad de Stanford, ya hay ocho empresas demandadas ante los tribunales por estas salidas a bolsa mediante una SPAC que se registraron hace apenas unas semanas. Algunas de las demandas alegan que las SPAC y sus patrocinadores, que obtienen cuantiosos pagos una vez que se formaliza la operación, ocultaron las debilidades de las operaciones antes de las transacciones.

Por el momento la investigación de la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos está en sus inicios y queda mucho camino por delante que recorrer, pero las sospechas están ahí. Y como dice el refranero popular: cuando hay sospechas, hay cautela.