Nadie escapa a la Justicia por temas fiscales y tampoco las estrellas de fútbol. Hoy tenemos a Messi implicado en un caso de entramado societario. Criminalmente, hablamos de si no querer saber permite que no le imputen a alguien una conducta, en este caso recriminable penalmente. Porque hay veces en que la gente se sirve de otros para que sean éstos quienes diseñen y organicen una estructura que favorezca la defraudación buscando quedar liberado de toda responsabilidad.

Presuntamente, los rendimientos que el deportista obtenía de la explotación de sus derechos de imagen se canalizaban a través de una estructura societaria formada por distintas entidades domiciliadas en paraísos fiscales. El caso es que permanecían ocultos a la Agencia Tributaria española.

Messi alega que desconocía tal actividad de ocultación y desvío de los rendimientos acusando a su padre de tales actos. Lo que pasa es que el tribunal considera, entre otras cosas, que hay indicios del dolo del apelante, entiende que es el generador de los ingresos no declarados y beneficiario de los mismos y que ratificó al adquirir la mayoría de edad ante notario el contrato matriz de cesión de derechos.

Incluso se admite que pudiera haber firmado documentos sin leerlos detenidamente, pero no que, con el enorme patrimonio obtenido por rendimientos del fútbol en España, y siendo administrador de una sociedad radicada en un paraíso fiscal, pueda quedar al margen, indiferente hacia el fraude fiscal.

Las cuotas defraudadas suman 4.164.674,96 euros.

Veremos en lo que queda la jugada.

Hay dos opciones: Que el fuera de juego que alega el Sr. Messi sea calificado como cierta ignorancia, más o menos deliberada, y por tanto merezca quedar al margen del proceso penal o que la Justicia le impute ser también la estrella de este partido y en consecuencia el juez pite penalty, penalty fiscal.

Arcadio García Montoro. Abogado